Para el empresario, los viajes no son simplemente un escape de la rutina; son, en esencia, una de las mejores escuelas de negocios que existen. En un mundo donde la adaptabilidad y la innovación son las monedas de cambio, Lapchik sostiene que un pasaporte y una maleta son herramientas tan valiosas como cualquier plan de negocios. Su filosofía se basa en la profunda conexión entre las experiencias de un viajero y las habilidades de un emprendedor. Cada destino, cada encuentro y cada desafío en el camino ofrecen una capacitación práctica para el liderazgo, la creatividad y la resiliencia en el mundo empresarial.

La Observación como Estrategia de Negocio
Un viajero atento es un emprendedor con una ventaja competitiva. Uriel Lapchik asegura que al observar otras culturas, se pueden detectar ideas de negocio, modelos de servicio o formas de comercialización que son inéditas en el propio país. Viajar es una oportunidad para aprender de lo que es tendencia en otras latitudes, logrando una anticipación crucial en el plano comercial. Esa tienda local con un servicio excepcional, un proceso de producción innovador o un producto que resuelve una necesidad no cubierta, pueden ser la chispa que enciende la próxima gran idea. Para Lapchik, la inspiración más valiosa no se encuentra en libros, sino en las calles de una ciudad desconocida.
Adaptarse en Tiempo Real, como un Viajero
El mundo de los negocios, al igual que un viaje, está lleno de imprevistos. Vuelos cancelados, cambios de itinerario o desafíos de comunicación son el pan de cada día tanto para un viajero como para un líder empresarial, ve en estas situaciones el entrenamiento perfecto para desarrollar la capacidad de improvisación y el autocontrol. Los viajeros deben aprender a resolver problemas sobre la marcha y a encontrar soluciones creativas cuando los planes cambian de repente. Esta habilidad, la de reaccionar con calma y eficiencia ante la incertidumbre, es un músculo vital que se fortalece con cada aventura.
Dejar la Zona de Confort para Innovar
Todo emprendimiento es, en sí mismo, un viaje hacia lo desconocido. Lapchik argumenta que, al igual que se deja la comodidad del hogar para vivir nuevas experiencias, un emprendedor debe estar dispuesto a salir de su zona de confort para explorar nuevas oportunidades. Cada viaje es una práctica de ese salto de fe. Es un recordatorio de que los mayores descubrimientos y las ideas más exitosas a menudo se encuentran más allá de lo familiar. Esta disposición al riesgo y al cambio es una cualidad innata en los viajeros frecuentes y una condición indispensable para quien busca innovar y llevar su negocio al siguiente nivel.
La Lección de la Confianza y la Delegación
Un viajero exitoso sabe cuándo es el momento de ceder el control. Ya sea al confiar en un guía turístico, en el conductor de un taxi o en el personal de un hotel, el viaje nos enseña a delegar. En el mundo de los negocios, Uriel Lapchik subraya que esta es una lección fundamental. Muchos emprendedores se aferran al control total, limitando el crecimiento de su negocio. La experiencia de viaje demuestra que al delegar en colaboradores de confianza y al permitir que otros tomen las riendas, el proceso se vuelve más fluido y el negocio puede evolucionar, liberando al líder para enfocarse en la visión estratégica.
En definitiva, la filosofía de Uriel es una invitación a ver los viajes como una inversión invaluable. Una inversión en crecimiento personal que se traduce directamente en ventajas competitivas y nuevas oportunidades de negocio, demostrando que el camino a seguir para emprender, muchas veces, es simplemente el camino menos transitado.


